Hoy estoy lejos, muy lejos
de tu nacimiento y muerte
en un camino que no conozco
donde todo es tan calmo
en una tierra, que es lejana de tu vientre.
Madre, generosa en la alegría
y tristeza de tu existencia
si pudieras con tus lágrimas
curar las llagas de los que sufren
y redimir a los que creen
que la vida es siempre entrega.
Madre, como duele tu ausencia
tu risa que se quedo en mi cuna
y tus sueños que se fueron
volviendo añoranzas.
Y extraño tu orgullo de tenerme
tu risa de niña provinciana
tu canto de pueblo, tu fe en el amor.
Madre, cuanta humildad se fue contigo
cuanta ingenuidad se volvió viento
y te fuiste amando unos espacios
que no son color octubre
ni son el asomo de tu entrega y esperanza.
Madre, mi pequeña, tierna y cariñosa
siempre serás mi dolor más dolor
mi ausencia más reclamada
y mi nostalgia más cruel
pero ahí donde se cobijan los amores
siempre te tendré como agua fresca
calmando mis penas y dolores.