No hay ruido en esa flor
Es la sabiduría
Indescifrables celosías del corazón
Contemplando los tiempos
Manos generosas de la vida
Convirtiendo los llantos
En esperanzas
Nunca peregrinan al desamor
Visionando las huellas
En el necesitado horizonte.
Es el canto de los ríos
Los rayos del crepúsculo
Paridos en el cielo
El tesón de la fe
Amasando el pan bueno
Mansedumbre de la bondad
Remembranza de la risa
Sentada en la esquina
Más dulce de la casa.
Es una paloma blanca
El viento de la paz
Una cuculí entonando
Los claveles del corazón
Crisol del barro divino
Abecedario humano
En cada respirar.
Su cuerpo se hizo sombra
Su alma océano
Su corazón arena blanca
Un grano inmenso
En cada camino
Que recorrieron sus afanes.
Es una voz ancestral
Filosofía de los ecos
Rostro viajero sin caretas
Es un suspiro
Una lejanía perdurable
Irrigando la estancia
Nunca se fue
Es una humilde mujer.